ÁRBOLES PARA EDUCAR GOBERNANTES

La Mesa del Árbol de La Orotava se constituyó el pasado 11 de abril y nos remite una carta (artículo de opinión) Ignacio Abella que reproducimos íntegramente.
Les hacemos llegar la carta (adjunta) que nos ha enviado el conocido naturalista Ignacio Abella solidarizándose con la recién creada Mesa del Árbol de La Orotava. 

Constitución de la Mesa del árbol en La Orotava.

El 11 de abril hemos constituido  la  Mesa del árbol  de La Orotava con la participación de vecinas y vecinos  para estudiar, analizar y encontrar soluciones consensuadas a la gestión del arbolado y los espacios verdes del municipio. Nuestros objetivos son la promoción de la vida, restaurar la salud y la vitalidad del municipio y crecer hacia espacios de participación, cooperación, honestidad  y respeto ciudadano.
Estamos contemplando como en el último año han desaparecido decenas de árboles emblemáticos y como cientos de ellos sufren podas muy agresivas en todo el municipio. Hecho que no es exclusivo de La Orotava, pues, por desgracia,  es una práctica habitual en toda Canarias. La ciudadanía quiere espacios verdes en todo el municipio. Los árboles, y en especial, los grandes árboles (que son los que están desapareciendo,) son un elemento fundamental, no sólo para la salud medioambiental de La Orotava, sino también como un símbolo característico de la reconocida belleza del paisaje urbano de La Villa.
Ante la grave situación que sufre estos árboles centenarios (la mayoría de ellos lo son), nos hemos puesto en contacto con especialistas de gran prestigio que constituyen una referencia sobre el conocimiento del arbolado urbano a nivel nacional y contamos con su ofrecimiento para asesorarnos en la construcción de un necesario Plan de Gestión del Arbolado de forma participativa. También estamos preparando unas completas jornadas técnicas y culturales sobre el árbol con la colaboración y el asesoramiento de la Asociación Española de Arboricultura.
Por ello, presentamos esta carta abierta de apoyo solidario que Ignacio Abella Mina (Vitoria, 1960) naturalista y escritor nos ha dirigido. Investigador y divulgador especializado en temas de naturaleza y particularmente de los árboles y el bosque. Colaborador de revistas y diversos medios de comunicación. Es autor de libros como La memoria del bosque, El gran árbol de la humanidad o El bosque sagrado.
Con toda la ilusión la hemos recibido y queremos compartirla, que sirva para ayudar a conocer y amar un poco más a los árboles, que tanto nos dan desinteresada y generosamente y sin los cuales no existiríamos como especie, estamos absolutamente interconectados con ellos y su destino es el nuestro. Cuidémoslos como ellos nos cuidan y disfrutemos y seamos conscientes de todos los regalos que los árboles nos dan cada día: purifican el aire y nos dan vida, salud, alimento, cobijo, calor, sombra, belleza, paz, armonía… como dice Ignacio, que tanto los ama y conoce: “Defender al árbol es defendernos a nosotros mismos”

ÁRBOLES PARA EDUCAR GOBERNANTES (CARTA ABIERTA)

Como un déjàvu, hemos recibido la noticia de la tala de árboles en la Plaza de la Alameda (Plaza del Quiosco) de La Orotava, y de la defensa de este patrimonio por parte de los vecinos y muy especialmente de las vecinas de esta villa.
Es cierto que, en ocasiones, las talas o podas drásticas se justifican por el mal estado de los árboles, pero con demasiada frecuencia se aduce esta razón para hacer remodelaciones eliminando a estos “seres molestos” o sustituyéndolos por otros más pequeños y manejables, sin un diagnóstico previo que justifique suficientemente estas actuaciones. También es preciso señalar que cuando el arbolado urbano se vuelve peligroso, con una enorme probabilidad sucede por podas, amputaciones de raíces o maltratos diversos, en el contexto de las diferentes obras que sufren estos seres vivos a lo largo de su vida. Es entonces cuando, quizá al cabo de muchos años, se manifiestan las podredumbres causadas por el ataque de hongos que penetran a través de las viejas heridas. La tortura de los árboles ciudadanos es una constante en nuestra inculta civilización.
Resulta ya un tópico muy manido la idea de que tenemos que educar a nuestros hijos e hijas para tener un futuro mejor. Desgraciadamente ya no hay demasiado tiempo para el futuro y este pensamiento parece una buena coartada para no educar a los verdaderos maleducados, tantos mandatarios, caciques, concejales, alcaldes y políticos de todo pelo, que hacen gala de una impresionante ignorancia e insensibilidad en lo que respecta al insustituible papel de los árboles en nuestros entornos urbanos o rurales.
Entre los derechos fundamentales de los niños y niñas, debería figurar el de criarse entre grandes árboles y espacios saludables. Del mismo modo que vecinos y vecinas de toda condición tendrían que disponer de unos espacios y un patrimonio natural suficientes y adecuados. Porque en definitiva las arboledas no solo proporcionan a la ciudad oxígeno y un clima benéfico, también nos aportan entre otras muchas bendiciones, calma y belleza y representan ese espacio de vitalidad y esperanza que tanto necesitamos los humanos. En este sentido no debemos olvidar que la primavera turca comenzó con las protestas por la tala del parque Gezi para construir en su lugar un nuevo centro comercial. Fue la chispa que inició todo un movimiento de defensa del patrimonio, la identidad y la democracia, pues todo ello está unido de forma indisoluble.
Conocemos un test infalible para valorar el fondo y la forma de este tipo de actuaciones y evaluar asimismo el criterio de la autoridad que gestiona este patrimonio público: Si en vez de explicar las razones de la tala, los responsables vienen con engaños, manipulaciones, nocturnidad y cobardía; si se escudan en empresas contratadas, en diagnósticos superficiales y en vanas promesas, a buen seguro estamos ante una nueva situación de empecinamiento caciquil avivado por ese espíritu arboricida tan común entre los tecnócratas.
En ese caso, además de la defensa de ese irreemplazable patrimonio arbóreo que damos por supuesta, hay que empezar a educar al ilustre desde el principio, con paciencia y mucho cariño… cuesta mucho erradicar la ignorancia y la prepotencia que arraigan en un mandatario. Sobre todo, si  la autoridad en cuestión solo entiende el concepto de patrimonio cuando se aplica al beneficio propio o el de su grupo político.
De cualquier forma es oportuno recordar, siempre que hablamos de este tema, el viejo proverbio: “Estos árboles que a todos pertenecen, al cuidado de todos se confían”. Si los encargados de este cuidado son irresponsables o incompetentes; más aún, si atentan contra el patrimonio que deben proteger y por ende contra nosotros mismos, lo mejor es arrancarlos rápidamente de sus alcorques y sustituirlos por otros más aptos y adecuados.
Firmado: Ignacio Abella Mina.
 
 

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